jueves, 16 de marzo de 2006

1+1 ES 1 (y no 7 como dice la Canción)


Hay ocasiones en que la realidad supera a la ficción y es mucho más desternillante.
La historieta que os enseño hoy, protagonizada por el narizotas y cerrando así su corto ciclo, está basada en dos anecdotas diferentes sobre pedos que me contaron unos colegas.
Voy a omitir sus nombres para salvaguardar su reputación de la que ya se hacen cargo ellos mismos para bien o para mal.
La primera anédota ocurrió en el viaje de Interrail que ya os comenté el día de los semisuecos, curiosamente hablando también del narizotas.
Viajábamos el grupo de colegas desde Praga a Straba(un pueblecito a los pies de los montes Tatras) y como por aquel entonces Checoslovaquia (aún se mantenia unida) era muy barata, decidímos pagar un sobreprecio y viajar en coche cama. De los cuatro que íbamos, al colega protagonista de la historia le tocó viajar en un compartimento diferente al nuestro. De las tres literas le tocó en la de arriba. Era Agosto y hacía mucho calor, incluso por aquellas latitudes por lo que decidió abrir la ventanilla del compartimento sin comentar nada a sus acompañantes. Pero a su vecino de abajo parecía que le molestaba el aire y la cerró también de "motu proprio". Mi amigo volvió a abrirla y el otro volvio a cerrarla. Entendiendo que ese jueguecito podía eternizarse decidió cambiar de estrategia y dió rienda suelta a sus gases intestinales tirándose una serie de fétidos pedos que le resultaban desgradables hasta a él mismo. La victoria llegó cuando pudo observar como su vecino de abajo alargaba el brazo y bajaba el mismo la ventanilla.
Cuando nos lo contaba al dia siguiente nos partiamos de risa y es que un viaje como el de interrail hace que uno pierda los escrúpulos.
La otra anécdota le pasó a otro colega. En esta ocasión no estaba yo y me la contó posteriormente. Resulta que se iba a pasar el día a la nieve a la estación de Cotos, en la sierra madrileña. Para ir allí en tren hay que viajar hasta Cercedilla y luego coger otro tren que sube hasta Cotos pasando por navacerrada y demás pueblecitos a traves de unas vias empinadísimas que hacen un ruido que parece que en cualquier momento se puede despeñar el tren. Además cuando la sierra está nevada ese tren suele ir hasta la bandera de gente, cosa que ocurría el dia en cuestión. A mi colega se le escapó, o no, un pedo, y debió ser tan pestilente que provocó la queja generalizada del vagón. La gente sin saber quien era el causante de tal tufo empezó a llamarle Cerdo, guarro, tio cerdo, asqueroso, etc. A mi colega empezaron a inflársele los huevos y al final estalló: "Pues como no os calleis me tiro otro".
ni dios abrió la boca.
Ya os dije que la realidad es más desternillante que la ficción. Yo intenté plasmar ambas situaciones en esta historieta pero sin duda me quedo con las historias originales.
Esta página fue publicada en el SUnday Morning nº22 y posteriormente en el L.S.D, cuyo responsable la leyó en el Sunday y me pidió permiso para meterla para ilustrar un artículo sobre pedos bastante gracioso.

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