miércoles, 26 de mayo de 2010

Pintadas en la calles vallekurras

Este es el principio de la última historieta que he dibujado para el Tmeo.

Como sabreis, la mayoría de las historietas de los vallekurros trascurren en vallecas, que es un barrio del extrarradio madrileño.
Cuando dibujo, intento ser fiel a la hora de recrear el entorno donde se desenvuelven los tres trufas. Muchas veces he hecho uso de fotos que yo mismo he lanzado para conseguir imágenes de una calle en concreto y ultimamente me valgo del google street view con lo que he ganado en comodidad.
Bueno. A lo que iba.
El asunto es que en este afán de ser fiel al entorno, uno de los handicaps con los que me he encontrado (además de tener que dibujar decenas de coches aparcados en cualquier calle) es el de tener que reproducir los putos graffitis.
Lo odio.
Los graffitis, o más bien las firmitas (o tags), son algo consustancial a cualquier pared de cualquier calle vallecana.
A parte de que su existencia me parece una enorme gilipollez, que no las encuentro sentido alguno, y que para mi están al nivel de las mierdas de perro en lo que al decorado urbano se refiere, siempre me han supuesto un problema a la hora de dibujarlos. O sea, tendría que dibujarlos porque están ahí, pero no me salía de la gana.

En esta historieta que saldrá en el Tmeo 109, he tenido que dibujar tags, sí o sí, porque el tema iba de eso precisamente.
Así que me he cogido la cámara, y sin necesidad de dar un paseo muy largo, me he vuelto a casa con 12 o 15 firmitas diferentes. Photoshop y pa dentro.

Supongo que a los firmantes, en su afán de notoriedad, les hará ilusión salir en un cómic, aunque, aviso, no salen muy bien parados del asunto.

martes, 4 de mayo de 2010

Ahora es taaaaan fácil

Cuando empecé a dibujar cómics, según iba archivando guiones me entró la necesidad de recopilar imágenes que me ayudaran a documentar gráficamente las historias. 
Así, repasaba las revistas, tijera en mano, para recortar coches, fotos de calles, de árboles, de cuerpos, etc, etc, con la intención que tener un archivo fotográfico que me resultara útil.


Cuando más tarde ley "Los profesionales" de Carlos Giménez, me hacía gracia los episodios en que los protagonistas, dibujantes de cómics, se escamoteaban esos los archivos de imágenes, y cómo los tenían como oro en paño.


Al final, nunca necesite mi archivo. Primero porque dibujaba de memoria, y después, porque llegó la interné. Y finalmente, todas las fotos recortadas de las revistas, acabaron en el contenedor del papel.


Y es que, señoras, lo internet ha sido una bendición para los que nos da por dibujar parques de Madrid, cuevas de Eslovenia o calles de Marruecos.
Miren, si no.

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